domingo, 17 de enero de 2016

Sueños

 “Respiras con tranquilidad extraña. Una tranquilidad que solo en esos momentos sueles conseguir. Acaricias tu rostro instintivamente al sentir como el sueño te empieza a alcanzar. Escuchas como las agujas del reloj continúan con su ritmo infinito informando de como pasa el tiempo a tu alrededor, mientras que tu, allí, tumbado en tu cama, esperas a que algún momento de esos segundos dejes de sentir tu cuerpo desvaneciendo-te en un sueño profundo. Es una de esas noches más, en que te quedas en vela, observando la eterna oscuridad de tu alrededor a pesar de que tu cuerpo pida reposo. Una de esas noches en las que tu corazón no te deja dormir mientras te presiona el pecho queriendo estallar y salir del cuerpo prisionero. Tu mente, aprovechó y huyó a mundos inexistentes.

Sueñas, sueñas con sueños que se disfrazan de imposibles. Sueñas con deseos que acompañan lo inalcanzable. Sueñas con sueños que navegan con libertad inexpresables. Sueñas con sueños que van más allá de lo que nunca podías creer. Con aquellos que sueños que parecen una locura agradable. Con aquellos que te dejan sin aliento. Inevitablemente sonríes al soñar esos sueños, sonríes en esa oscuridad que te rodea. Te sientes contento, suspiras para intentar reprimir las emociones, de esos suspiros que salen del profundo de tu alma. Pero te has dado cuenta de algo inevitable. Te has dado cuenta que solo son sueños, y que la realidad tiene otro papel.“

Sinceramente, todos estamos echos para soñar más de la cuenta. Para hacernos daño interiormente son esos sueños que luego llamamos “absurdos”. Si son absurdos, ¿por qué soñamos?. Todos nuestros sueños son sueños que hay que ganarse. Sueños por los cuales hay que luchar sin parar. Sueños por los cuales habrá que sacrificar otras cosas si verdaderamente lo deseamos. Puede que algunos pueden parecer imposibles o inalcanzables, pero no hay ninguno que en realidad lo sea. Puede ser que simplemente lleven encima una carga de exageración. ¿Si lo miramos un poco más realista, a que no hay ninguno que parezca irreal? Los caminos no son fáciles, pueden ser mucha subida, pero nada es gratis en esta vida, y eso, la lucha, es lo que tenemos estar dispuestos a pagar por nuestros sueños.

Realmente, cuando dejamos de luchar no es porqué simplemente no tenemos fuerzas como la mayoría piensan. Sino que dejamos de luchar porqué ya no lo querremos, porqué se han complicado tanto las cosas que ya no lo deseamos. Una persona verdaderamente interesada en cumplir ese sueño no se rinde por su camino haya el obstáculo que exista. Cuando nos rendimos dejamos a paso la victoria del dolor, porqué a pesar de todo, el abandono de un sueño, es un trozo de alma muerta... Tu eliges, entre luchar y ser feliz con ese sueño soñado, o rendirte y sufrir con ese fracaso indeseado. Porqué lo dicho, quien no lucha le alcanza la vida.

“Sin darte cuenta, acabas dejándote llevar de nuevo por tus deseos, volviendo al mundo de lo imposible, deseando no escapar nunca. Porqué sabes que allí todo es más fácil.”

Todos tenemos dos mentes, la despierta y la dormida. Solo logramos dominar nuestros sueños, cuando despertamos la dormida. Algo realmente imposible, porqué a pesar de todo, cada uno de nosotros, tenemos una parte inocente en nuestro interior.

Acabas despertándote y escuchas como las agujas del reloj continúan con su ritmo infinito informando de como pasa el tiempo a tu alrededor, y tu allí, tumbado en tu cama. Es una de esas noches más, en que te quedas en vela, observando la eterna oscuridad de tu alrededor. Una de esas noches en las que tu corazón no te deja dormir mientras te presiona, y tu mente vuela a mundos inexistentes.”


Todos nuestros sueños son sueños que hay que ganarse. Sueños por los cuales hay que luchar sin parar. Sueños por los cuales habrá que sacrificar otras cosas si verdaderamente lo deseamos. Puede que algunos puedan parecer imposibles, o inalcanzables, pero no hay ninguno que en realidad lo sea. Puede ser que simplemente lleven encima una carga de exageración. ¿Y si lo miramos un poco más realista? ¿A que no hay ninguno que parezca irreal? Los caminos no son fáciles, pueden ser mucha subida, pero nada es gratis en esta vida, y eso, la lucha, es lo que tenemos que pagar por nuestros sueños. Realmente nos damos cuenta cuando no queremos algo, cuando dejamos de luchar por ello, cuando nos rendimos. Algo que deja a paso la victoria del dolor... Tu eliges, entre luchar y ser feliz con ese sueño soñado, o rendirte y sufrir con ese fracaso indeseado. Porqué todo está dicho, quien no lucha le alcanza la vida.

viernes, 15 de enero de 2016

Ser el mejor no es divertido

          Ser el mejor no es divertido. No sabes que hacer, ya que todo lo que haces siempre estará bien. No hay objetivos en tu vida, de esos en los que te tienes que superar a ti mismo para mejorar, porqué siempre llegas al tope de la “perfección”, si hablamos de esta forma. Estás un poco desorientado, porqué siempre quieres encontrar algo en lo que poder superarte y te cuesta, ya que todos te repiten lo bien que lo has echo. También es un poco más difícil para el futuro, ya que sientes que lo haces todo bien, cuando en realidad puede que no sea así, dudas de por qué no has conseguido ese objetivo que tanto ansias, y no sabes lo que realmente haces mal para no lograrlo, ya que, como dicho en el principio, todo estará “bien echo”.

          En parte no te gusta que te lo digan, porqué haces un recordar de tu desorientación para mejorar, pero a la vez te gusta. Es una sensación que solo lo entiende quien lo siente. A veces deseamos ser mas simples, no perfeccionar tanto las cosas, no meticular tanto las situaciones y no prepararse para el futuro. A veces uno solo quiere ser simple, pasar del mundo y morir de risa, vivir a tope y sentirse libre. Desearse llevar por los momentos, desear ser por una vez el que se deja llevar por los demás, y no quien dirige a todos. Tener ese derecho de despreocuparte del porqué el café te lo sirven a tu derecha, en vez de dártelo por la izquierda.

          Pero pensemos por un momento en la parte buena de todo esto. Si lo hacemos bien, si sabemos emplear estas palabras a nuestro favor, sí que conseguiremos saber en que superarnos. Llegaremos un momento en que podremos diferenciar ese “lo has echo bien” entre un “puedes mejorar” o un “está perfecto”, ya que no todas las frases que escuchamos significan lo que realmente es, todo dependerá de diferente factores. El echo no es el complacer a los demás, claro que no. Aunque alguien piense que lo hemos echo estupendamente, y nosotros no estamos complacidos con eso, entonces, dime un motivo para no mejorar con nosotros mismos. Al fin y al cabo no son los demás a quien tenemos que complacer, somos nosotros quienes tenemos que complacernos y poco a poco completarnos como personas.


          La verdad es que todo es un poco complicado, pero al final siempre es cada uno quien tiene que buscar su forma de buscar un camino. Pero algo que tengo claro es que no debemos de acomodarnos con los halagos, al fin y al cabo, quien quiera, puede llegar bastante lejos en su vida.

Inspiración: MCR
Escrito por LWE